Recuerdo la pasión con la que mi abuelo Lorenzo ejercía su profesión de relojero. Fue tanta, que logró transmitirla a todos sus hijos y también a mi, su nieta. Aunque él ya no está, sus genes siguen vivos en mis tíos, en mi madre, en mí… Me emociono cuando le recuerdo y me resulta enormemente gratificante poder seguir con su labor.
De pequeña, después del colegio, pasaba muchas tardes en la tienda y en el taller… la entrega con la que mi madre, mis tíos y mi abuelo Lorenzo ejercían su oficio caló en mi. Su implicación con los clientes y la historia que había o surgía detrás de cada pieza de joyería me cautivaron.
Esta pasión fue creciendo y, con el tiempo, me di cuenta de que quería formar parte de esas historias, ahí estaba mi futuro y mi vocación. Estar presente en el sentimiento, en la emoción que hay detrás de cada joya me hace feliz.
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